Pasado el tiempo reglamentario, sacamos la masa de la nevera, retiramos el papel de la parte superior, pasamos el rodillo un par de veces por encima y cortamos las galletas con los cortadores que hayamos elegido.
Con la espátula especial para galletas, o bien con la mano si la masa está bien fría, podremos colocar directamente las galletas sobre la bandeja de hornear. Es conveniente colocar todas las galletas del mismo tamaño en una misma bandeja de hornear, ya que no todas las galletas tardan el mismo tiempo en hacerse.
Las bandejas de galletas ya cortadas las debemos meter de nuevo a enfriar 15 minutos en la nevera. Este paso es "obligatorio" ya que sino las galletas perderán la forma.
Los recortes sobrantes, los uniremos, estiraremos entre dos papeles, y enfriaremos en la nevera al menos durante 15 minutos. Estos recortes los podremos utilizar 3 veces más, pero la textura de la galleta no será la misma, y quedará un poco correosa. También afectará a la superficie de la galleta, que no quedará tan lisa, como las galletas que cortemos de una masa estirada solo 1 vez.
No es necesario colocar papel de hornear en la bandeja de las galletas, aunque yo sí que lo he puesto.
Precalentamos el horno a 180º y introducimos la bandeja de hornear durante un mínimo de 10 minutos. Este es el tiempo de cocción que indica la receta original, pero eso depende del tamaño de las galletas. Lo ideal para las galletas de una media de 10 cm., son 18 minutos de horneado. Aunque pasados 15 minutos hay que estar muy pendiente.
Cuando las saquemos del horno hay que tener en cuenta que las galletas se siguen tostando, por eso, si nos quedan un poco claritas, las podemos dejar enfriar sobre la misma bandeja, sino, con que las dejemos reposar 5 minutos, ya las podremos mover a enfriar a una rejilla.
- Es turno de hacer la glasa:
Tamizamos aproximadamente 200 gr. de icing sugar (o azúcar glacé) por cada clara de huevo. Esta cantidad depende de la consistencia que le quedamos dar a la glasa y de la temperatura ambiente. No sirve el azúcar glacé hecho en casa.
Vertemos las claras de huevo (4, en este caso) en un bol, encima de ellas echamos 1/3 del azúcar glacé que habíamos reservado y comenzamos a batir con una batidora de varillas (o con un robot de cocina) a velocidad baja.
Continuamos batiendo y echando el azúcar glacé a cucharadas.
Cuando lleguemos a esta consistencia (↑) le pondremos el sabor que hayamos elegido.
Es preferible que los sabores sean transparentes, ya que pueden cambiar el color de la glasa. Se le echa a ojo, más o menos media cucharada. Al echarle el sabor, por muy poco que sea, la glasa cambiará su consistencia.
Continuamos batiendo y echando azúcar glacé. La glasa estará muy brillante y habrá cambiado a un color totalmente blanco.
Seguiremos batiendo hasta conseguir una consistencia firme, es decir, que al glasa no se caiga de una cuchara. Ésta sería la consistencia del delineado. Podríamos comparar la consistencia de esta glasa con la de la pasta de dientes.Para probar la consistencia del delineado, pondremos un poco de glasa en una boquilla (número 2 o 3) y la empujaremos con nuestro dedo haciendo una especie de letra "L". La glasa estará en su punto si al cruzarse las dos líneas la glasa queda firme; se mantiene y no se "derrite": Si la glasa no quedase así deberíamos añadirle más azúcar glacé y seguir batiendo.
Retiramos la cantidad de glasa que necesitemos para el delineado y procederemos a cambiar la consistencia de la glasa, para hacer la de relleno.
Para cambiar la consistencia le echaremos una cucharada de agua y batiremos al menos durante 1 minuto. Si tuviésemos menos cantidad de claras empezaríamos tan solo con una cucharadita de agua. Continuamos echando cucharadas de agua, poco a poco, hasta que consigamos una consistencia como ésta (↓), es decir, que la glasa se caiga de la varilla a la superficie de la glasa se disuelva al contar hasta 5.
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vía El rincón de Bea
Si nos pasamos con el agua, esto se solucionaría añadiendo más azúcar glacé. La consistencia de esta glasa la podemos comparar con el yogur líquido, la miel o la cola blanca de carpintero. |
Cuando consigamos la consistencia deseada, le añadiremos el color elegido y la dejaremos reposar una media hora totalmente tapada. Con ésto conseguiremos que las burbujas de aire que se hayan formado con el batido y el agua suban a la superficie.
Pasado este tiempo de reposo le pasamos suavemente una espátula de silicona por la superficie, lo que hará que desaparezcan las burbujas.
Y ya tenemos la glasa lista para pasar a los biberones y empezar a decorar.
- Es turno de la decoración:
Para el delineado se suele utilizar las boquillas del número 2 o del número 3.
Es muy importante que cuando rellenemos la manga pastelera, que no pongamos demasiada cantidad de glasa; primero, porque será más cómodo y no se nos cansará tanto la mano, y segundo, porque se nos terminará calentando la glasa y variará la consistencia.
Cuando vayamos a delinear, la boquilla no debe tocar en ningún momento la galleta, ha que tenerla a una altura de uno o dos centímentros por encima del borde. Esto hace que tengamos más control sobre el lugar hacia donde queremos dirigir la glasa. Si nos salimos del borde, podemos intentar colocarlo sobre las galletas con un palillo; si realmente nos ha salido un estropicio, podemos retirar toda la glasa con una espátula y empezar de nuevo.
Es preferible hacer el delineado de unas tres o cuatro galletas, e inmediatamente "inundar" la galleta con la glasa de relleno con el biberón.
Cuando tengamos las galletas delineadas, rellenaremos la galleta con un biberón lleno de glasa, y la "inundaremos" en forma de zig-zag. La consistencia de la glasa hará que ésta tienda a unirse e ir hacia los bordes. Utilizaremos un palillo para "forzar" a la glasa a que rellene todos los espacios. Si vemos que nos hemos quedado cortos con la glasa le podemos echar un "chorrito" más. La cantidad que debemos utilizar, nuevamente es "a ojo", aunque no debemos echar tanta glasa que se nos salga por encima del relleno, ni tan poca que nos queden "calvas" en nuestra galleta. La medida ideal es que la glasa quede a la misma altura del delineado.
Cuando hayamos hecho el delineado, el relleno y hayamos pinchado las burbujas de aire que osen subir a la superficie, esa galleta ya no se debe tocar. Con mucho cuidado, con una espátula de galletas, la colocaremos sobre una rejilla. La rejilla debe estar perfectamente nivelada, de lo contrario, la glasa, que todavía no se ha secado, perderá la forma y quedará más alta de un lado que de otro.
Una vez que la galleta esté en la rejilla, la debemos dejar secar durante al menos 12 horas antes de hacerle los detalles finales. Después de esto, deberemos dejar secar ambas capas, durante 24 horas antes de proceder a su embolsado.
Nosotros no utilizamos glasa para hacer los detalles, sino que utilizamos fondant.
Para los gatos hicimos pequeñas bolas blancas para los ojos, y con colorante negro les pintamos un pequeño punto en el medio.
Para los gorros de bruja utilizamos fondant naranja para hacer la línea del sombrero.
Para los gatos utilizamos el mismo método que para los fantasmas, pero utilizamos solamente pequeñas bolas de fondant negro, y para las calabazas cortamos pequeños triángulos de fondant negro. Todo lo pegamos con agua y lo metimos en la nevera para aligerar el secado.
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Perdón por la calidad... |
Para la decoración hicimos cosas muy sencillas pero resultonas. Empezamos haciendo estas bolsitas en forma de calabaza para los más peques.
Utensilios:
- 1 rollo de papel pinocho naranja
- 1 rollo de papel pinocho marrón
- Cordón naranja
- Celo
- Golosinas variadas
- Etiquetas personalizadas
Preparación:
Comencé haciendo las fantasmagóricas etiquetas para que cada niño supiese cuál era su bolsita. Las saqué de aquí y puse los nombres con el programa Gimp, aunque podéis hacerlo con otro cualquiera.
Después hice las bolsitas.
En el rollo de papel pinocho naranja hice 11 círculos de 24 cm. de diámetro (para ello me ayudé con la tapa de una olla) y los recorté.
Después recorté 11 tiras de papel pinocho y 11 trozos de cordón naranja, y los dejé a un lado.
A continuación metí en el medio de los círculos unas cuantas gominolas y cerré la bolsa con un trozo de celo. Enrollé por encima del celo los trozos de papel pinocho marrón, de modo que pareciesen el tallo de la calabaza, y los amarré con un cordón.
Las etiquetas, en un principio, iban a ir dentro del cordón, pero se nos rompían y optamos por pegarlas con celo a las bolsas.
Creo que fue algo que no se esperaban y que les gustó. O eso quiero creer. :)
Por supuesto, hicimos nuestra calabaza iluminada por una vela.
La difícil tarea la llevó a cabo el Chico de la sonrisa colmilluda, que con mucho esfuerzo y paciencia consiguió vaciar y carvar la calabaza.
También colocamos unos cuantos murciélagos por las paredes y las sillas. Para hacerlos, copiamos la silueta en una cartulina negra grande, los recortamos y los colocamos con celo.
Además, a parte de hacer las etiquetas de la bolsas de chuches, hicimos otras para etiquetar la comida. Las podéis ver en alguna de las fotos, creo.
¡¡Ah!! De beber pusimos una especie de Sunny Delight rojo en un bol, y dentro de éste, para darle un aspecto más terrorífico, una mano de hielo de color verde que hicimos con la ayuda de un guante.
Y así acaba la entrada más larga que jamás he escrito... Espero que os haya gustado y, como siempre, mucha gracias por leerme.
Fani. ♥